LA CONSTRUCCION DE MUROS DE TIERRA EN NUESTRA COMARCA por Mariano Fernández

 La tierra ha sido el material de construcción por excelencia en los pueblos de nuestra comarca. A diferencia de los pueblos serranos, donde abunda la piedra, nosotros hemos tenido que utilizar tradicionalmente la tierra como material de construcción. La zona sur y oriental de la Comunidad de Madrid, sobre todo los valles del Henares, Jarama y Tajuña es donde más abundan las construcciones de este tipo.

En algunos casos se utilizaba el adobe, que eran unos ladrillos hechos con una masa de barro y a veces algo de paja para dar consistencia, que se ponían a secar al sol. Estos solían utilizarse en los muros más ligeros y que soportaban menos peso como los muros interiores o en la parte superior de algunas casas.

Para hacer los muros más fuertes, sobre todo los exteriores, se utilizaba el tapial. Principalmente se distinguen dos tipos de tapial: tapias monolíticas y tapias mixtas. El primero se trata de ir formando el muro con bloques homogéneos, principalmente de tierra, sin ningún refuerzo adicional salvo en las esquinas que solían ser de ladrillo. En el segundo caso, entre los bloques de tierra, se utilizan estructuras de ladrillo y de otros materiales para dar más consistencia al conjunto.

El muro de tapial se realiza fabricando una especie de encofrado de madera que se rellena con tierra humedecida natural o aderezada con otros aditivos como piedrecillas y paja. Posteriormente se apisona con una maza hasta rellenar la estructura de madera. La anchura del muro solía ser de entre 60 y ochenta centímetros. En las juntas entre bloque y bloque habitualmente se añadía cal.


Maceado de tapial en el interior de un encofrado. (ADAM, 1996:63)
 www.arqueomurcia.com/ revista/n1/htm/quintilla.htm


En la mayoría de los muros de tapial, en la parte inferior se construía un zócalo de mampostería, generalmente canto y cal, que resguardaba la tapia de la humedad del suelo y la protegía de la erosión del agua de las canales que salpicaba en el suelo. La altura del zócalo normalmente estaba entre 50 cm y un metro. En el caso de vallados y tapias de corrales, a veces no se habilitaba un zócalo, llegando los bloques de tapial hasta el suelo.



Pared de tapial con machones de ladrillo y zócalo de mampostería de un antiguo corral.
 Calle Oriente. Daganzo



Los muros de tapial eran bastante resistentes a la erosión y al paso del tiempo siempre que estuvieran cubiertos en su parte superior. Cuando no existía tejado, porque eran muros que delimitaban corrales se les protegía por arriba con tejas o ladrillos, de forma que el agua no se acumulara arriba y se filtrara en el muro por gravedad. En las casas estaban protegidos por el alero del tejado.


Muro de tapial con machones de ladrillo macizo y zócalo de mampostería de un antiguo granero, ya sin tejado. Calle Madrid. Daganzo. 



Estos muros constituyen un buen aislante térmico y acústico haciendo el interior de las casas muy confortable: silenciosas, fresquitas en verano y cálidas en invierno. Como inconveniente, en algunos casos, en zonas de nivel freático alto podían ocasionar problemas de humedad por su alta capilaridad.


Bibliografía

  • LA TÉCNICA DEL TAPIAL EN LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE MADRID. APLICACIÓN DE NUEVOS MATERIALES PARA LA CONSOLIDACIÓN DE MUROS DE TAPIA . Luis Maldonado Ramos y Francisco J. Castilla Pascual, Arquitectos; Fernando Vela Cossio, Arqueólogo. Dpto. de Construcción y Tecnología Arquitectónicas (U.P.M.) Madrid.


Mariano Fernández.

Comentarios