LA CAMPIÑA Y LA VIÑA por Mariano Fernández

 Sabemos que en nuestra campiña se cultivaba la vid, al menos, desde tiempos de los romanos. Así lo atestiguan numerosos restos encontrados en los yacimientos arqueológicos de Valdetorres y Alcalá de Henares, algunos tan espectaculares como los mosaicos de la Casa de Baco hallada en la ciudad romana de Complutum a orillas del río Henares.

Mosaico de la Casa de Baco en Complutum. Fotografía de Rowanwindwhistler, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons

En las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1580, en la villa de Daganzo exponen que escasea el vino en el pueblo al no haber muchas viñas. «A  la veinte y tres declaracion dixeron que el termino  de esta  dicha villa es tierar de labor,  y que de ordinario se coxe trigo  y cebada y avena y centeno mas que otras cosas»... y además... «que muchos años falta vino por haber pocas viñas,  y se trae  de acarreo de la Alcarria y Tordelaguna y de otros  pueblos do  se halla,  y que no es pueblo de fruta ni de aceite sino  que viene  de  acarreo  de  la Alcarria,  el aceite  y  la  fruta  de Paracuellos y Fuente el Saz y pueblos de la comarca».

Sin embargo, en las mismas Relaciones, en Daganzuelo dan a entender que son más que suficientes en lo que a vino se refiere. «A los veinte y seis capítulos decimos que es tierra de labranza, porque se coge pan y vino medianamente»... «y que se suele coger de uva en el término tres mil cargas de uva»... «y que la mayor falta que esta villa tiene es de leña».

Una carga equivalía a 10 arrobas de uva, que eran unos 115 kg, de los cuales se podría obtener hasta 80 litros de vino. Por lo tanto la producción de Daganzuelo, si la uva era de buena calidad,  podría llegar a unos 240.000 litros. Es obvio que todo ese vino no se consumía en un pueblo que contaba entonces con 124 vecinos, ya que correspondería a una media de unos 1.900 litros para cada casa. Lo más probable es que la mayor parte fueran a parar a Alcalá de Henares, donde se encontraban los mayores propietarios de los terrenos cultivados, que eran principalmente órdenes religiosas establecidas allí.

En Cobeña no se hace mención al vino en la pregunta correspondiente, por lo que se intuye que el vino no tenía una producción significativa. «Al veinte y tres capítulos responden que la dicha villa de Cobeña es tierra de labranza y que lo que en ella se recoge es trigo y cebada, más parte de trigo que de cebada»... «y que esta villa es necesitada de todas las cosas excepto de pan, y aún el pan en tiempos de necesidades se trae de acarreo de otras partes».

Es curioso que a pesar de que el cultivo de la vid no tenía gran peso en la comarca, en la mayoría de los  pueblos se veneraba a San Gregorio Nacianceno (329-390), originario de Capadocia, actual Turquía. Este Padre y doctor de la Iglesia griega, teólogo y arzobispo cristiano, defensor de la ortodoxia trinitaria cristiana frente al arrianismo, era el santo patrón de la viña y al que dirigían los fieles sus oraciones y votos para que las librará de las plagas y las catástrofes naturales, principalmente el escarabajuelo y el pedrisco respectivamente.


Icono de San Gregorio Nacianceno.



En el siglo XVI, algunos de los pueblos y lugares que celebraban la fiesta de San Gregorio Nacianceno para la protección de las viñas eran: Ajalvir, Alalpardo,  Alcobendas, Barajas, Camarma de Esteruelas, Cobeña, Daganzo de Arriba, Daganzuelo, Fresno de Torote,  Fuente del Fresno, Loeches, Meco, Ribatejada, San Sebastián de los Reyes, Los Santos de la Humosa, Torrejón de Ardoz, Valdetorres del Jarama, Valverde de Alcalá y Zarzuela del Monte.

En Daganzuelo tenían muy claro las virtudes del santo: «y también se huelga por voto el día de San Gregorio Nacianceno, y se votó porque Nuestro Señor librase los frutos de las viñas del escarabajuelo». Así como en Cobeña: «Guárdase otra fiesta por voto del pueblo, que es el día de San Gregorio Nacianceno, que cae a nueve de mayo, hácese este día una procesión alrededor de la villa por de fuera de ella, este día se bendicen los términos desde su cerro alto que está cerca de la dicha villa, donde está puesta una cruz de madera, esta fiesta según se ha visto por escrituras se votó por un gusano que había en las viñas que las atalaba, que se llama escarabajuelo.


Larva y adulto de escarabajuelo. Hojas divulgadoras del Ministerio de Agricultura. 1952.
».

Pero en Daganzo no se acordaban el porqué de la fiesta de San Gregorio. «A la cuarenta y una declaracion dixeron que son fiestas de guardar  demas de las que manda la santa madre Iglesia el dia  de la  gloriosa  santa  Ana y el dia de San Blas y  el  dia  de  San Pantaleon  y  el dia de San Gregorio Nacianceno por ser votos  de esta dicha villa, y la razon porque se voto el dia de la gloriosa Santa  Ana  fue por andar enfermedad en esta dicha  villa,  y  la razon  porque se voto el dia del glorioso San Blas fue por  tener sus  santas reliquias en la iglesia de esta dicha  villa,  y  los demas  dias de voto no se acuerdan por ser como son antiguos  los votos de no comer carne y dias de ayuno,  que no saben haber voto ninguno».

Según los datos del Catastro de la Ensenada de 1752, compilados por Josefina Gómez Mendoza en su libro "Agricultura y expansión urbana", el municipio de la Campiña con más superficie de vid era Daganzo de Abajo con un 20% de la superficie cultivada. Le seguían de lejos Yunquera con el 16,8%,  Torrejón 15,7%, Alcalá 11,7% y Alovera con el 10,9% . Daganzo se conformaba con un insignificante 1,5%, dedicando el 88,6% a cereal y el 9,9% restante a pastos y montes.

Dice Josefina Gómez que «Los vinos de la Campiña eran vinos, tinos, comunes, a veces clarificados, de escasa aceptación en los dos siglos pasados en el mercado nacional y orientados casi exclusivamente al autoconsumo y centros urbanos de la zona. En esta escasa aceptación tenían parte de responsabilidad los muy primitivos procedimientos vinícolas, solo mejorados a mediados del siglo XIX por los grandes cosecheros.»


Comparativa de la superficie dedicada a la vid en algunos pueblos de la comarca.



Comparativa de la superficie cultivada en los dos Daganzos según el Catastro de Ensenada de 1792.

En 1888 la situación de la viña en Daganzo de Arriba no había cambiado mucho, si acaso había variado a la baja. Según la Guía de Madrid y su provincia de Andrés Marín Pérez, la superficie dedicada a cultivos era de 4.155 Ha, de las que los cereales y legumbres ocupaban 3.840 Ha (92,4%), la viña 57 Ha (1,4%) y los prados 258 Ha (6,2%).

A pesar de la poca importancia de la viña en la economía de Daganzo de Arriba, en casi todas las casas grandes del casco antiguo existían bodegas que también se utilizaban como fresquera para conservar otros alimentos, la mayoría de ellas a modo de semisótano probablemente por el elevado nivel freático del municipio que haría que se inundasen a mayor profundidad. Al igual que en otros pueblos de la zona, muchas de ellas se comunicaban entre sí formando túneles que entrelazaban unas con otras.

El declive definitivo de la viña empezó paulatinamente con las sucesivas desamortizaciones del siglo XIX que también se llevaron por delante a Daganzo de Abajo. La agonía y muerte llegó de la mano del siglo XX con la ayuda de varios factores, a saber: una inoportuna helada tardía,  la filoxera y la mecanización del cultivo del cereal. El certificado de defunción lo firmó la concentración parcelaria.

Josefina Gómez Mendoza cuenta en su libro que en el Catastro de Ensenada se menciona una fuerte helada tardía en el año 1737 que dejó las cepas muy deterioradas, de forma que algunas viñas se tuvieron que abandonar totalmente como fue en el caso de Cabanillas y otras se pudieron mantener a duras penas pero con una merma de producción importante como en el caso de Torrejón y Ajalvir. Tanto es así que en 1835 ya solo quedaban en Ajalvir 4 Ha de viña.

La filoxera fue una plaga de origen americano que llegó a Europa sobre 1863 en plantas importadas de Estados Unidos. Se trata de un insecto del tamaño de un pulgón conocido originalmente como Phylloxera vastatrix que se aloja en las raices de la planta consumiendo su savia. Se propagó rápidamente a partir de 1868 destruyendo rápidamente los viñedos del sur de Francia, aumentando espectacularmente la producción, expansión y exportación  de vinos de España.


Imagen aumentada del insecto. En realidad mide entre 0,5 y 1,5 mm.


La plaga llegó a España en 1878 por Gerona, Málaga y el norte de Portugal, expandiéndose lentamente durante más de 45 años hasta que llegó al centro peninsular ya entrado el siglo XX. Las zonas tradicionalmente vitivinícolas del interior experimentaron un fuerte desarrollo a costa de las regiones más afectadas, hasta que las llegó el turno, cambiando sustancialmente el panorama del viñedo español.


Fuente: La Filoxera en España y su difusión espacial. Cuadernos de Geografía 77, 2005. Juan Piqueras Haba.


Por último la mecanización del cultivo de cereal contribuyó enormemente a un distanciamiento de este  en cuanto a rendimiento económico y facilidad de cultivo con respecto de la viña, mucho más patente en las zonas de concentración parcelaria, desterrando definitivamente de la campiña a la vid.


Medidas antiguas de capacidad para el vino (Aproximadas)

Moyo = 16 cantaras = 256 litros.

Cántara = 16 lit. = 8 azumbres.

Azumbre = 1/8 cantara = 2 litros.

Cuartilla = 1/4 cantara = 4 litros.

Cuartillo = 1/2 litro. = 1/4 azumbre.


Mariano Fernández





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