LA COFRADÍA DEL SANTO SEPULCRO por varios autores.

La Cofradía del Santo Sepulcro de Daganzo de Arriba, según consta en sus estatutos, es una institución religiosa que se fundó el 20 de noviembre de 2005, para dar culto a la imagen del Santísimo Santo Sepulcro. Celebra su fiesta el 20 de noviembre de cada año. El Hermano Mayor, Secretario y Vicepresidente en la fecha de la fundación eran Sergio Berzal, Ángel Ruíz y Julián Yebra respectivamente.

La lista de Hermanos fundadores completa es la siguiente:

D. Víctor Aguado Sanz

D. Ángel Ruiz Álvarez

D. Pablo Aparicio González

D. Jaime Berzal Ortega

D. Jesús Ángel Berzal Ortega

D. Carlos Berzal Valladar

D. Javier Berzal Valladar

D. Sergio Berzal Valladar

D. Javier Castro Berzal

D. Jose Carlos Castro Castro

D. Mariano Coronado Sanz

D. David González García

D. David González Fuentes

D. David Diez Guzón

D. Jose Luis García Valdolivas

D. Miguel Martin Caballero

D. Raimundo Sanz Marcos

D. Ricardo Valladar Sanz

D. Oscar Yebra Redondo

D. Julián Yebra Redondo

D. Rubén Yebra Redondo

D. Diego Valladar Pérez

D. Carlos Méndez Castro

D. Trifón Ruiz-Castro Alcobendas


La imagen del Santo Sepulcro fue donada a la iglesia en 1941 por Emilia Moreno Hernández en agradecimiento a que sus tres hijos habían sobrevivido a la guerra civil. Se trata de una urna de madera y cristal que contiene en su interior la figura de un Cristo yacente posiblemente realizada en talleres de Olot, aunque se cree que fue vendida en Madrid por talleres Caderot.


Imagen del Santo Sepulcro procesionando a hombros de los cofrades. Daganzo, 2014. Mariano Fernández.


La imagen fue restaurada en 2019 por la empresa local Conservacion y Restauración  de Obras de Arte siendo la responsable de los trabajos Mercedes E. Moreno Zuazu.


A la izquierda el presidente de la Cofradía, Antonio Pérez Fuerte,  acompañado por el equipo de restauradores. Daganzo, 2019. Imagen obtenida del muro de Facebook de Restauradores Obras de Arte.

La Cofradía tambien venera la imagen de Nuestra Señora de la Soledad, escultura de la escuela granadina de finales del siglo XVIII, única superviviente de la Guerra Civil, mantenida a salvo por una familia durante la contienda. Esta imagen también procesiona junto al Santo Sepulcro el Viernes Santo.

Los fines de la Cofradía según sus estatutos son los siguientes: «El fin primordial de la Cofradía es facilitar a sus hermanos que vivan más plenamente su consagración a Dios por el Bautismo, la eucaristía y la Confirmación, para ello deberán: Honrar a Nuestro Señor Jesucristo Crucificado y promover su culto bajo la advocación del SANTÍSIMO SANTO SEPULCRO, celebrando su fiesta el día 20 de noviembre.

La Cofradía, además, tendrá los siguientes fines:

1. Fomentar una vida cristiana más perfecta.

2. Promover el culto público, que es el que se tributa en nombre de la Iglesia por las personas legítimamente designadas y mediante actos aprobados por la Autoridad de la Iglesia.

3. Cultivar asociadamente la piedad popular cristiana conforme a las orientaciones pastorales de la Iglesia.

4. Potenciar la evangelización y formación en la fe de todos sus miembros.

5. Ejercer asociadamente la caridad cristiana.

6. Promover y favorecer la comunión con las demás asociaciones e instituciones de la Parroquia y de la Diócesis.

7. Fomentar los vínculos fraternos entre sus miembros y desarrollar cerca de ellos una labor de asistencia y protección.

8. Desarrollar obras asistenciales, caritativas y de promoción religiosa, cultural y social.»


El día grande de la Cofradía es el Viernes Santo, en cuya noche la imagen del Santo Sepulcro sale en procesión a hombros de los cofrades. Jesus Bérzal Ortega, hermano fundador y capataz de la Cofradía, lo narra magistralmente: «Noche de Viernes Santo, estación de Penitencia, Jesús yacente espera postrado delante del altísimo, en su trono y dentro de su urna, engalanado con flores. A su lado su Madre, nuestra Madre, Virgen de la Soledad, la cual nunca se separa de él, le está llorando y le va a acompañar para llevarle al Sepulcro junto con la Cofradía de Santo Sepulcro.

Diez y media, el sonido de los tambores retumba fuera de la iglesia, van entrado en ese momento 45 hermanos fieles a su imagen y a su religión, dentro ya huele a incienso. Justo delante de su trono procesional y junto al estandarte de la Cofradía y a la Cruz de Guía, dos faroles iluminan la escena previa al comienzo de la procesión.

Se van colocando los anderos en sus posiciones de partida, mil veces repetidas en los ensayos, tanto en el trono del Cristo Yacente como en el Trono de la Virgen de la Soledad, el párroco nos invita a rezar junto a él para estar en paz y relajados.

Once de la noche, todo listo, con un respetuoso silencio empieza la estación de penitencia, en cabeza nuestro estandarte, portado por un hermano al que le embarga la emoción, detrás de él la cruz de Guía con sus faroles portado por los miembros más pequeños de la Hermandad y justo detrás la imagen de Jesús Yacente en su trono procesional seguida de su Madre, la Virgen de la Soledad en su trono. Suena en ese momento el Himno Nacional interpretado por la banda de Música de la hermandad apostada en el exterior y con el vello erizado por la emoción nos disponemos a salir de la Iglesia.

En el momento que la primera imagen ya está fuera de la iglesia, el capataz manda girar a la izquierda y , tras avanzar paralelos a la iglesia durante 25 metros, giramos a la derecha para encaminarnos hacia la calle Príncipe Felipe hasta llegar a la altura de la casa del Párroco, 1ª parada, tras un breve descanso de unos 15 segundos, el sonido de la campana del capataz nos indica que hay que continuar.

Seguimos bajando hasta llegar a la calle San Juan y prosiguiendo por esta hacia la calle Oriente, vuelve a tañer la noche el sonido de aviso del capataz, 2ª parada, continuamos por la calle Oriente hasta el cruce con la Calle del Mesón y desde allí hasta el cruce con la calle de la fuente, al sonido de la campana de nuevo realizamos nuestra tercera parada, continuamos por la calle Oriente hasta el cruce con la calle Francisco Rivero Navas, allí realizamos nuestra 4ª parada, mientras la banda continua con su magistral interpretación de las marchas de procesión.

Esta calle donde nos encontramos ahora es la primera con una pendiente mayor de las que hasta este momento hemos transitado, además de más estrecha, aquí la música es aún más penetrante y nos hace forzar el paso cuesta arriba, una vez hemos terminado la cuestecilla giramos a la izquierda y en ese momento, de nuevo a las órdenes del capataz y su campana realizamos la siguiente parada, continuamos por la calle mayor  y llegando al cruce con la calle Alegría volvemos a realizar otra parada, proseguimos entonces por la calle Mayor hacia la calle del Huesario, llamada así porque aquí estaba el antiguo camposanto detrás de la iglesia.

Antes de entrar en la mencionada calle, realizamos la 7ª parada, aquí los anderos cogen aire, puesto que la calle Huesario tiene una subida prolongada y el peso de los tronos es cada vez mayor, vuelve a tañer la campana del capataz y los anderos se aprestan a volver a levantar al rey de los cielos, en ese momento la banda comienza los compases de “Encarnación Coronada” comenzamos la subida de la calle del Huesario, justo al final de la subida y antes de llegar a la calle del viento, se realiza la 8º y penúltima parada.

Desde aquí continuamos por la calle del viento donde , a la altura de la iglesia, hacemos la 9ª parada, la banda interpreta “La Muerte no es el Final” y un sinfín de gargantas emocionadas acompañan con sus voces la letra de esta pieza, ya estamos en la puerta de la iglesia, en este momento exponemos a Jesús Yacente y a su Madre, y, a los toques del Himno Nacional nos encaminamos a encerrar a los dos pasos procesionales entrando en el Templo y finalizando nuestra estación de Penitencia.» (www.santosepulcro-daganzo.com)


Santo Sepulcro y Virgen de la Soledad. Procesión de 2022. Imagen obtenida del muro de Facebook de Cofradia Santo Sepulcro Daganzo


Por su parte, Antonio Pérez Fuerte, actual presidente, hace la siguiente aportación a este articulo: 

«En 2006 un grupo de jóvenes de Daganzo de Arriba deciden sacar, con traje oscuro (cada uno el que tuviera en su armario), en procesión una imagen de la Iglesia de La Asunción de Nuestra Señora, y sin saberlo dan inicio a lo que es hoy la Hermandad del Santo Sepulcro con más de 50 hermanos inscritos. 

La imagen que da nombre a la Hermandad es la del Cristo yaciente. Una imagen que siempre se mantuvo en una de las naves laterales del templo, y que, debido a su peso, nadie sacaba en procesión.  Este Cristo yaciente se encuentra dentro de una urna de cristal, y en sus inicios apoyaba sobre una plataforma fina de madera a la que atravesaban dos travesaños de madera largos, que sobresalían lo suficiente para que estos jóvenes pudieran poner sus hombros al servicio de esta imagen tan espectacular.

En la actualidad la imagen se encuentra restaurada, con una plataforma gruesa de madera, rampas de madera alrededor donde apoyan las flores, una estructura interna de hierro que hacen de escudos contra los impactos al subir y bajar la imagen en la Estación de Penitencia, andas acolchadas y forradas con terciopelo negro con ribetes dorados, patas de hierro en las que se apoya la imagen en cada parada, y campana para los avisos del capataz.

Son una gran familia con hermanos desde los 25 hasta los 70 años, y todos aportan cosas. No todos cargan con el Cristo (anderos), unos colaboran en que el paso vaya recto, otros llevan el estandarte, otros hacen de ayudantes para el capataz, otros llevan el incienso, otros ayudan al sacerdote

Tratan de pasar esta tradición de generación en generación, por eso los hijos de los hermanos ya pertenecen a la hermandad. También salen con su medalla, van al paso de Cristo, y viven este día con mucho entusiasmo.

El día de la Estación de Penitencia es el Viernes Santo, días antes decoran con flores el paso, y lo dejan reluciente para el gran día. Es una procesión de luto, los hermanos van todos con trajes negros, camisa blanca y corbata negra, el público se mantiene en silencio, velas encendidas, y tan solo retumba la música de la banda con sus solemnes canciones.»


Artículo de Mariano Fernández con las inestimables  aportaciones de Antonio Pérez Fuerte y Jesús Berzal Ortega.

Comentarios