EL "ALCALDE" Y EL "CURA" DE "DAGANZOS" por Mariano Fernández

 Esta entrada es algo enrevesada, porque trata de literatura, de política y de Daganzo. Aún así, creo que merece la pena conocer esta breve historia porque, a mi juicio, esconde a un personaje importante en la historia de España sobre el que ya hemos hablado en múltiples ocasiones.



Los protagonistas principales son:

Juan Nicolás Bohl de Faber (1770-1836)


Columnista literario en el Diario Mercantil de Cádiz. Nacido en Alemania, contrajo matrimonio con la escritora gaditana Francisca Larrea, fruto del cual nacería la novelista Cecilia Bohl de Faber que firmaba sus obras como Fernán Caballero.

Se convirtió al catolicismo tras su matrimonio y fue defensor del Romanticismo europeo. De opiniones opuestas a la ilustración y al nuevo liberalismo español.

José Joaquín de Mora (1783-1864)


Editor del periódico de Madrid "Crónica científica y literaria" que se publicó desde 1817 a 1819 y posteriormente de otros periódicos liberales. Fue profesor de Filosofía en la Universidad de Granada donde tuvo como alumno al liberal Francisco Martinez de la Rosa que sería presidente del gobierno en 1822. Estuvo en el ejército durante la Guerra de la Independencia participando en la batalla de Bailén.

Partidario del Neoclasicismo y de ideología liberal, formó parte del grupo de españoles que tuvieron que emigrar a Londres en 1823 por la vuelta del absolutismo y la llegada a España de los Cien mil hijos de San Luis

Dos de los actores secundarios:

    El Alcalde de Daganzo

    El Cura de Daganzo

El tema:

    Una encendida discusión literaria con trasfondo político entre Bohl y Mora sobre el teatro de Calderón de la Barca y el Siglo de Oro español vista desde la óptica del Neoclasicismo vs. Romanticismo (léase Liberales vs. Absolutistas) en pleno polvorín del comienzo del siglo XIX (Guerra de la Independencia, Constitución de Cádiz, Fernando VII, Cien mil hijos de San Luis, etc., etc.).

Los hechos:

La polémica entre Bóhl y Mora comienza en el año 1814 con las "Reflexiones de Schlegel sobre el teatro..." que Juan Nicolás Bohl inserta en el periódico Mercurio Gaditano. En él critica la política moderna y la crítica neoclásica que intentan apartar a los españoles de las sendas tradicionales.

José Joaquín de Mora responde en el mismo periódico con las típicas críticas dieciochescas al teatro de Calderón dibujando a sus personajes como «asesinos, huyendo unas veces de la Justicia, robando otras las hermanas de sus amigos, y dando de puñaladas a los queridos de sus hermanas»

Bohl contraataca con un artículo titulado "Donde las dan las toman".

El 1 de abril de 1817 sale el primer número de un periódico fundado por José Joaquín de Mora, la "Crónica científica y literaria" haciendo una defensa de la «Ilustración» al que inmediatamente responde Bohl en el número 3.

Y por fín llega el texto que nos interesa y que es el motivo de este artículo. En el verano de 1818, Bóhl y su esposa publican un "Pasatiempo crítico en que se ventilan los méritos de Calderón" cuyo primer punto es, "¿Por qué odian los Mirtilos a Calderón?", Mirtilo es un pseudónimo de José Joaquín de Mora, al que acusa de introducir en España las ideas enciclopedistas francesas cuando pone reparos estéticos a Calderón desde perspectivas neoclásicas.

El segundo lo firma alguién que se denomina "El Alcalde de Daganzo" dirigiéndose también al director de la Crónica (Mora). Reproduzco el texto completo a continuación.

«EL ALCALDE DE DAGANZOS AL EDITOR DE LA CRÓNICA.

Juzgar nadie mal / de su patria natural / en gentileza no cabe. Castillejo.

Muy Sr. mio. Yo soy gran partidario de la ilustración y por tanto constante lector del excelente periódico de Vm. ; por el cual crece cada dia en mí el convencimiento que somos los Españoles unos ignorantes, y que si no nos aprovechamos de las luces de los extranjeros, estamos á pique de quedarnos sin escuelas á lo Lancaster, sin alumbrados de gas, y sin litografía.

En lo que todavía no me hallo bastante ilustrado es con respecto á nuestros tiempos antiguos. Toda mi vida he leído y oído que los españoles del tiempo de Carlos V. y Felipe II. formaban la primera nación del mundo , y que ninguna otra le disputaba su preeminencia , tanto en armas como en letras ; siempre he creído que el teatro antiguo Español era muy bueno en su clase, y Vm. me confirmó en esta opinión , diciendo en su Nº 12 « Asi es como los españoles tiene sus comedias de capa y espada , de figurón , heroicas, &c. ; los franceses sus tragedias arregladas y sus comedias de carácter ; los Ingleses las tragedias en el género de Shakespear ; y los Alemanes sus dramas sentimentales. En estos diferentes ramos ha habido produciones excelentes, aun en aquellas que mas se separan de las reglas didácticas y de la severidad del gusto clásico.» Con estos antecedentes me sorprendió bastante el Nº 61 de la Crónica en que Vm. manifiesta su desesagrado, y califica de extravagancia la parcialidad que demuestran los Alemanes por nuestro Calderón. Esto me disuena y asi he de merecer á Vm. el favor de que me haga ver con mas claridad la tal extravagancia , pues es indudable que siendo los alemanes estrangeros han de ser precisamente ilustrados , y así yo doi mucha importancia á opiniones que no se me daría un bledo si fuesen de un ignorante Español. Añádese á esto que el cura de nuesto lugar, atrasado como todos los de su paño , pero muy zeloso de nuestro honor nacional, conserva un cierto número del Mercurio Gaditano publicado en Cádiz en 1814 en que se hallan estampados algunos extractos traducidos de una obra alemana , en alabanza de la nación y de la poesía Española , que contiene las mismas frases que Vm. ridiculiza. Confieso que este papel gustó mucho por acá , y que tanto los ilustrados como los atrasados convinieron en celebrar su autor, aunque fuese solo por el amor que respira á nuestra nación , el entusiasmo con que habla de nuestros antepasados y la suavidad con que trata de paliar nuestra falta de ilustración. Asi es que todos sentimos que este buen Alemán que tanto nos quiere sea un estravagante. Nuestro Cura quedó algo pensativo después de haber leido la Crónica , y á la noche nos trajo el citado Mercurio , con un semblante que expresaba alternativamente indignación y gusto, «Amigos, nos dijo al entrar , á salvo queda nuestro buen Aleman , mas no sé que pensar del ilustrado Cronista . Oigan Vms. El Cronista dice que copia á la letra los siguientes elogios que hacen los alemanes de Calderón: es el genio de los genios, el perfume matizado, el despertar de Adán, la ópera sin música; lo del genio de los genios no se halla aquí de ningún modo y en cuanto á.lo demás , oigan Vms. como lo dice el traductor del Alemán: «Cuando los grandes poetas de aquel tiempo trasladaron á la escena el caracter caballeresco purificado de toda liga material y sublimado hasta la semejanza aerea de un perfume matizado (si se nos permite la expresión)» ¿Es esto decir que Calderón es un perfuime matizado?. Comparar (tomando la debida venia ) la impresión que puede hacer un carácter ideal, delicado y espiritual al deleite que causa la combinación de fragancias y colores, que ofrece una hermosa flor ¿es esto compararla con la persona de su autor?»

«Mas abajo compara el Alemán la poesía de Calderón (y no el Individuo) al despertar de Adán , por cuanto reúne la inocencia y sabiduría que caracterizaban el primer hombre antes de su caída , como igualmente se dice de sus Fiestas ( y no de su persona ) que pudieran llamarse operas sin música, pues solo por el esplendor de su poesía (que es la harmonía de sus versos) hacían el efecto que de ordinario resulta de la reunión de música, decoraciones, bailes &c.»

Aquí enmudeció nuestro Cura, y nos quedamos pasmados mirándonos á las caras. ¿Es posible, Sr. Cronista , que haya Vm.estampado estas falsedades para ridiculizar á un hombre tan apasionado nuestro? ¿qué delito ha cometido ? ¿qué ofensa le ha hecho á Vm.? No sé absolutamente como cuadrar esto con la ilustración que Vm . profesa, y asi repito vengan aclaraciones, pues aunque el Alemán nos hubiese escarnecido y menospreciado como lo hacen á cada paso los Franceses , aunque nos hubiese puesto de bandidos, asesinos, haraganes y fanáticos , la justicia exigía que no se hubiesen desquiciado sus frases para ridiculizarlas.

Volvió nuestro Cura á tomar la palabra diciendo: « Amigos no nos cansemos; lo he dicho mil yeces y lo repito: los que se dicen ilustrados en España no quieren á su nación , por mas que lo vociferen. Bien sé que se nos dirá, que quien bien te quiere te hará llorar, mas ¿en que diferenciaremos, al fin , el cariño del egoísmo y de la intolerancia (esplicándose ambos del mismo modo ) sino es en una cierta parcialidad acia algunas calidades que según la manera de mirarlas , pueden considerarse como defectos ó bellezas? Asi el buen Alemán nos quiere , porque en la genialidad pausada del Castellano contempla aquella entereza varonil, aquel menosprecio de los alicientes de la vida que caracterizan al Héroe, y el nuevo ilustrado moteja esta misma índole como fuente de desidia é ignorancia. El buen Alemán gusta tanto de nuestra poesía porque vé en ella un reflejo de todas las virtudes, de todos los sentimientos nobles y elevados, y el nuevo critico abomina de ella porque le representa una serie de extravagancias de ningún provecho para la sociedad y repugnantes á su cartilla. Y yo por esto mismo no quiero á los ilustrados, ni á la ilustración moderna, ni á su cronista; aténgome al Alemán, con él me entierren, y con todos aquellos que llenos de poesía y entusiasmo se inclinan siempre á contemplar las cosas bajo un aspecto de benevolencia y conciliación , y anhelando dirigir y referirlo todo á los dulces afectos del amor y desprendimiento, deben precisamente chocar de continuo con los ilustradores á la francesa.»

Confuso me dejó el Curita, y no me quedó mas arbitrio que recurrir á Vm. para que me saque cuanto antes de este laberinto, señalándome el medio de combinar el amor á mis paisanos con mi querida ilustracion. A 10 de Noviembre de 1817.

El Alcalde de Daganzos.»




En otro libro aparte titulado "Apéndice. Respuesta a los mismos.", Juan Nicolás Bohl de Faber escribe una carta a Antonio Alcalá Galiano, amigo y compañero de José Joaquín de Mora en la Crónica y defensor de la Ilustración, que contiene unas reseñas a la carta de El Alcalde de Daganzo:

«Me alegro de tener esta ocasión de decir á Vm. mi sentir acerca de la ilustración. Entiendo por ilustradores á la violeta , ó sea afrancesados, aquellos botarates que han soñado que nada hay bueno en España, y que todo cuanto se hace en el estrangero es excelente , inspirados por un genio descontentadizo y refunfuñador , desgraciado fruto del medio saber. Estos tratan de reformar desde las aulas de los sabios hasta los candiles de las viejas. Contra estos se dirige la ironía de la carta del Alcalde de Daganzos

«No hay tal mofa del método de Lancaster, del alumbrado de gas , y de la litografía; si bien el Alcalde de Daganzos da á entender, con razón, que solo en cosas semejantes hacen los Cronistas consistir toda la nueva ilustración.» 

«Páso á la respuesta del Editor de la Crónica científica y literaria al Alcalde de Daganzos, donde el dicho. Editor tacha al dicho Alcalde de confundir el estrangerismo con la ilustración. ¿Y quién tiene la culpa? ¿No es l a Crónica un papel ilustrador? Y si la Crónica está llena de estrangerías (francesas se entiende) ¿no es natural qué el pobrecito del Alcalde, ya que tenia tan implícita fé en las luces que derrama este clarísimo y rutilante periódico, confunda el estrangerismo con la ilustración? Si en lo que mas se ocupa la Crónica es en el método de Lancaster, en el alumbrado de gas, en la litografía, en anécdotas estrangeras, en traducciones, en vez de realzar, alguna que otra vez, el carácter, las virtudes y la literatura nacionales, ¿no se han de persuadir los limitados que los españoles somos unos ignorantes, y que toda la ilustración nos debe venir del estrangero?»

En esta publicación también se incluye una carta de El Cura de Daganzo a José Joaquín de Mora.

«CARTA DEL CURA DE DAGANZOS AL EDITOR DE LA CRÓNICA.

Muy Señor mío: doy a Vm. las gracias por su contestación á mi compadre el Alcalde. Con ella ha cimentado Vm. la buena obra que yo tenia ya muy adelantada, y era convencerle de que un labrador no debe meterse en ilustraciones, sino en tratar de uncir sus bueyes y arar. Por lo que á mi toca, me he quedado tan confuso como antes, pues la distinción que Vm. apunta entre estrangerismo é ilustración, se le ha quedado en el tintero, á pesar de ser el objeto que ,ha movido su negra bilis.

No ponga Vm. duda en mi existencia, ni tema denunciarme al tribunal de la opinión pública. Allí me las habré con Calderón, con el autor del Genio del cristianismo, con Madame de Stael, con el buen Schlegel, Shakespear, Ossian y otros que en la Crónica se han denunciado como pervertidores del buen gusto , como adeptos ó maestros de la escuela romancesca, y por consiguiente enemigos del orden moral.

No tengo reparo en repetirle á sus barbas que no quiero á Vm., ni á los ilustradores de su calaña , y que aunque Vm . diga «que la paz y la moral no pueden siexistir sin ilustración», nadie me quitará de la cabeza que la paz y la moral han existido antes que Vm. empezara á ilustrar, y pueden existir muy bien sin su Crónica ilustradora.

Me ratifico también en mi opinión de que aquel que trata las reflexiones del alemán Schlegel sobre la poesía española, como Vm. lo hizo , no ama á su nación del modo que yo entiendo se debe amar, y lo expliqué á mi compadre cuando se trató de esto.

Que Vm. no sepa demostrar su patriotismo sino delirando sobre el método de Lancaster, y llenando su Crónica de las chocarrerías y futilidades que llama Variedades , allá se las haya con sus abonados. Por acá tenemos las letras demasiado gordas, y no puede colar tan fina ilustración.

En pago de su buen consejo á mi compadre, daré á Vm. otro que le tendrá cuenta. Una vez que no puede Vm. curarse del flujo de ilustrar, recurra, por Dios, á algunas personas instruidas, para que le transmitan noticias verdaderamente dignas de notarse en una Crónica científica y literaria en materia de literatura estrangera. Un corresponsal que tengo en Cádiz me ha celebrado mucho, entre las mas recientes, las obras francesas siguientes: Bonald: Recherches philosophiques sur les premiers objets des connoissances morales. Serrand: Théorie des revolutioñs. Madame de Stael: Considerations sur la revolution de France. De ingleses: Malthus: Essay on population. Ricardo''s Principles of political economy & taxation, Dunlops history of fiction. Y de alemanes: La nueva Geografía de Ritter. La historia de la literatura Persiana de Hammer , y las obras de Schubert sobre las ciencias naturales. Vm. puede dirigirse á este amigo mió en derechura, conforme al sobre que incluyo. Es hombre franco y muy aficionado á comunicaciones literarias, aunque gran antagonista de las máximas de la crítica exclusiva que Vm. afecta y si Vm. quisiere adoptar principios mas largos, é ideas menos chavacanas , estoy cierto que coadyuvaría con mucho gusto á que la Crónica llegase á ser verdaderamente científica literaria.

El Cura de Daganzos.»

Conclusión: 

¿Existieron en realidad el "Cura" y el "Alcalde" de "Daganzos"? ¿Eran de Daganzo o eran pseudónimos escogidos con un pueblo al azar? ¿Hacían referencia al entremés de Cervantes? ¿En el caso de ser de Daganzo, eran Alcalde y Cura? ¿Eran la misma persona?.

El uso del nombre erróneo de "Daganzos" en lugar de Daganzo, parece indicar que no eran vecinos del municipio, pero podría ser una distorsión del publicador.

Es complicado de saber, pero esta polémica parece tener una serie de coincidencias con la historia de un conocido personaje de nuestro pueblo.

Daganzo, Cádiz, Madrid, liberales, agricultor, Guerra de la Independencia, patriotismo, exilio en Londres, etc. son palabras y conceptos que aparecen en este artículo que no dejan de recordar a nuestro paisano Francisco Fernández Gasco. ¿Tendrá algo que ver con esta historia?.

Mariano Fernández

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