En Daganzo, directa o indirectamente, todos hemos oído hablar de “los Frailes”.
Actualmente, todos conocemos el Polígono Industrial de los Frailes, donde se encuentran muchas de las industrias del municipio. Tiempo atrás, los que somos un poco más antiguos, también hemos escuchado a nuestros abuelos hablar de “la Bodega de los Frailes”, que era una especie de sala subterránea llena de tinajas donde ellos iban de chavales a jugar y a curiosear, que se encontraba a 1.500 m al sur del polígono, ya en las inmediaciones de Daganzo de Abajo y que tenía dos entradas que se taparon a mediados del siglo XX por motivos de seguridad.
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Pero ¿Quiénes eran los Frailes? La imaginación popular enseguida construyó un monasterio junto a la bodega, de origen medieval y repleto de monjes. Los documentos históricos nos dicen que no, que el convento al que pertenecía la bodega estaba algo más lejos. Se encontraba en el casco antiguo de Alcalá de Henares, lo que no era óbice para que los monjes tuvieran allí una casa de labor para guardar las caballerías, los aperos y pernoctar.
La bodega pertenecía a la Orden de los Dominicos de la Madre de Dios, cuyo convento fue fundado por doña María de Mendoza y de la Cerda, hija de los condes de Mélito, en el año 1566 en Alcalá, en la esquina de las actuales calles de Santiago y San Bernardo, junto al Palacio Arzobispal. A partir de 1698 se convirtió también en colegio universitario. El edificio se encontraba en unas pequeñas casas del barrio morisco de la Almanxara y pronto se quedó pequeño, siendo reconstruido entre 1675 y 1737. Se cerró en 1822 por los decretos de exclaustración emitidos durante el Trienio Liberal, previos a la desamortización de Mendizábal, pasando sus bienes al Estado. Posteriormente fue cárcel, juzgado y actualmente es la sede del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid.
Los frailes tenían una considerable extensión de terreno en los dos Daganzos, Alcalá, Camarma y Torrejón, además de otros lugares. Presumiblemente trabajarían parte de la hacienda ellos mismos y/o jornaleros cediendo otra parte en renta.
Según el censo del Marqués de La Ensenada, disponían de 4 pares de mulas de labor, lo que daba una idea del tamaño de su explotación, ya que entre todo el resto del pueblo tan solo disponían de 6. Tenían un palomar de más de mil pares de palomas que les reportaba unos 6.000 reales anuales. También tenían derecho de algunos diezmos privativos.
En las imágenes siguientes hay una relación de fincas puestos en subasta por el Estado, publicadas en la Gaceta de Madrid el 7 de mayo de 1822 que aunque en el encabezado figuran situadas en Daganzo de Abajo, algunas están situadas en varios pueblos de los mencionados anteriormente.
Además de los terrenos, también fueron subastados la casa, las viñas y la bodega.
Situación del palomar y la bodega de los frailes respecto a la iglesia y al palacio en un plano del siglo XIX y su extrapolación a una imagen de satélite actual. |
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