«Non quiera Dios que las mujeres de Guadalaxara digan que aquí quedan sus fijos e maridos muertos e yo torno allá vivo»
Estas fueron las palabras con las que Pedro González de Mendoza renunciaba a salvarse en la batalla de Aljubarrota tras entregar su caballo al rey Juan I de Castilla para que lo hiciera él en su lugar.
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El señor de Hita y Buitrago cede su caballo al rey Juan I en Aljubarrota. Luis Planes, 1793. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. |
Su año de nacimiento según sor Cristina de Arteaga fue hacia 1332 aunque la Real Academia de la Historia lo fecha en 1340 en Guadalajara. Hijo de Gonzalo Yañez de Mendoza y de Juana de Orozco, hermana de Íñigo López de Orozco, señor de Escamilla (I) y señor de Daganzo, al que Pedro llamaba «mi tío Enyego».
Pedro González de Mendoza tenía casa y propiedades en Daganzo, no el señorío como apuntan algunas versiones locales, que como acabamos de ver estaba en posesión de los Orozco. Fundó un mayorazgo en su hijo Íñigo López de Mendoza que incluía estas propiedades, confirmado y aprobado por Juan I de Castilla y su esposa Leonor de Aragón el 13 de enero de 1380 en Toledo.
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Fragmento de la fundación de mayorazgo de Pedro González a favor de su hijo Íñigo López de Mendoza, incluyendo la casa y las propiedades en Daganzo. 1380. Archivo Histórico Nacional, sección Nobleza, Priego, C. 13 D. 2-4 |
Pedro González le deja a su hijo Íñigo: «...la casa que nos habemos en Daganzo que es en término de Guadalajara con todas las tierras de pan llevar y con todas las viñas y casas y solares y eras y huertas y montes y prados y pastos y dehesas y ejidos y aguas corrientes y estantes y manantes con todas sus pertenencias cuantas hoy día hay y les pertenecen y pertenecer deben en cualquier manera le damos más al dicho Íñigo mi hijo en este otro mayorazgo...».
A diferencia de lo que indica la cartelería del Ayuntamiento de Daganzo en el parque de la ermita de la Virgen del Espino, estas propiedades, «las tierras y casas de Daganzo», no pasaron al Marqués de Santillana sino a otro nieto de Pedro González, hijo de Íñigo, cuyo nombre era Diego Hurtado y que años después sería el primer conde de Priego. Seguramente esta confusión se debe a que tanto el hijo de Pedro González como el Marqués de Santillana se llamaban ambos Íñigo López de Mendoza, a la vez que el padre del Marqués de Santillana y el hijo de Íñigo López, Diego Hurtado, que también eran homónimos.
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Traslado del testamento de su hijo Íñigo López de Mendoza en el que deja a su hijo Diego Hurtado (posteriormente I conde de Priego) “las tierras y Casas de Daganzo”. Archivo Histórico Nacional, sección Nobleza, Priego, C. 13 D. 5-7 |
En el árbol siguiente puede verse en el recuadro amarillo la relación familiar de Pedro González de Mendoza. Los marcos rojos indican la posesión del señorío de Daganzo por la familia Orozco y los verdes la de las propiedades que los Mendoza tenían en Daganzo y que pasaron a los condes de Priego a través del primer conde, Diego Hurtado de Mendoza. Pedro González perteneció a ambas familias y probablemente estas propiedades vinieran por parte de su madre, Juana de Orozco, procedentes de una herencia en la que su hermano Íñigo López de Orozco recibió el señorío. Al final del árbol vuelven a juntarse ambas familias en el matrimonio formado por Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana (I) y Catalina Suárez de Figueroa, que aportó el señorío de Daganzo y que más tarde pasaría al nuevo mayorazgo de los condes de Coruña fundado en su hijo, Lorenzo Suárez de Mendoza.

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Carta de Íñigo López de Mendoza, al Concejo de El Pobo, lugar de Molina de Aragón firmada en Daganzo el 8 de junio de 1413 lo que demostraría algunas estancias de la familia en el municipio. Archivo Histórico Nacional, sección Nobleza, Priego, C. 13 D. 77 |
Pedro González casó en primeras nupcias con María Fernández Pecha en 1355, que falleció en el parto de su primer hijo. Contrajo segundas nupcias en 1363 con Aldonza de Ayala, emparentando a través de ella con la mayoría de las familias más importantes de Castilla.
Pedro González de Mendoza y su esposa Aldonza de Ayala tuvieron 5 hijos y 5 hijas y vincularon la mayor parte de sus bienes al mayorazgo del primogénito, Diego Hurtado de Mendoza, padre del Marqués de Santillana, fundando uno de los linajes más poderosos de España que llegó a conocerse como la Excelentísima Casa de Mendoza,
10 años antes de esta boda ya estaba militarmente al servicio del rey Pedro I de Castilla que le favoreció con varios señoríos por los servicios prestados a él y a su padre, Alfonso XI de Castilla que murió en 1350. Esta fecha apoyaría la tesis de sor Cristina de Arteaga de que Pedro González debió de nacer antes de 1340. Se mantuvo fiel al rey cruel junto a su tío Íñigo López de Orozco, lo que le reportó numerosos privilegios del monarca, incluyendo el portazgo de Guadalajara. Esta relación se enfrió cuando Pedro I entregó el castillo de Hita a su tesorero Samuel Leví.
En esta época comenzó la etapa más sangrienta del rey Pedro, que eliminó a todo aquél que se cruzaba en su camino, incluyendo al propio Samuel Leví. También se produjo "la guerra de los dos Pedros" con Pedro IV de Aragón. Pedro González fue enviado a Guadalajara y por aquel entonces todo el que se alejaba del monarca ya no solía volver con él y, aunque recibió las localidades de Hita y Buitrago, se pasó al bando del hermanastro del rey, Enrique de Trastámara, posteriormente Enrique II de Castilla, que le nombró mayordomo mayor.
En la batalla de Nájera, en 1367, se enfrentaron las tropas del rey Pedro I y las del aspirante a Enrique II. Pedro González y su primo Íñigo López de Orozco, hijo de su homónimo compañero de fatigas y también señor de Daganzo, formaron parte del bando de Enrique, que salió derrotado de la contienda. Pedro González fue apresado, aunque posteriormente fue liberado por el Príncipe Negro, comandante de las tropas inglesas que apoyaban a Pedro I. No corrió la misma suerte el primo Íñigo , que fue asesinado por el rey Pedro.
Enrique de Trastámara se tomo la revancha en la batalla de Montiel en 1369. Pedro I fue hecho prisionero y posteriormente asesinado por el propio Enrique, su hermanastro, que subió definitivamente al trono de Castilla como Enrique II.
El nuevo rey no solo confirmó a Pedro González en todas sus posesiones sino que las incrementó notablemente con nuevas concesiones, entre ellas las villas de Alcobendas, Barajas y Cobeña.
Ya en tiempos de Juan I, hijo de Enrique II, Pedro Gonzalez, que era mayordomo del rey, participó con este en la guerra por el trono de Portugal. En ella se produjo la desafortunada batalla de Aljubarrota donde Pedro González perdió la vida por salvar al rey.
Mariano Fernández.
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