En junio de 2018 me llamó Juan Cruz López para que viera una piedra grande que estaba en una de las casas de la Plaza de la Villa, en Daganzo, que tenía letras y una forma muy peculiar. La piedra había estado durante decenas de años en la calle, con las letras hacia abajo, flanqueando la puerta de la casa como otras muchas que permanecen en la actualidad en las casas aledañas y que tradicionalmente se utilizaban de asiento para salir a "tomar el fresco".
A primera vista le dije que me venía a la cabeza un miliario romano, es decir, una piedra que servía para marcar las distancias en millas en las calzadas romanas, el equivalente romano a nuestros mojones kilométricos. Pero no nos quedamos conformes y, esa misma tarde, cada uno en su casa, nos pusimos a investigar en Internet. Juan Cruz enseguida me mandó por Whatsapp las fotos de unas piedras muy parecidas que había encontrado. Eran aras votivas. Ahora solo quedaba buscar el significado de las letras finales de una inscripción que difícilmente se apreciaban: OVI. Al hablar de una piedra romana, la V y la I recordaban al número seis, pero no tenía sentido la O, ya que no existe en los números romanos. Sabiendo que era un ara votiva, enseguida encontré en Internet una muy parecida dedicada a IOVI, que es como se referían los romanos al dios Júpiter. Problema resuelto. Estábamos hablando de un altar romano ofrecido a Júpiter para pedir un favor o por haberlo recibido.
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Ara votiva dedicada a Júpiter recuperada en Daganzo. Museo Arqueológico Regional. M. Torquemada. |
En la revista Veleia, que trata sobre prehistoria, historia antigua, arqueología y filología clásicas, en su número 39, de 2022, en un artículo firmado por Noelia Vicent Ramírez de la Universidad de Alcalá, se hace la siguiente descripción de la pieza:
<<Se trata de un ara de piedra caliza de la que solo se conserva la parte superior. Mide 60 cm de alto, 42,5 de ancho y 28 cm de grueso. Su superficie está bastante deteriorada y cubierta de líquenes. El coronamiento está roto por el lado derecho, mide 28 cm de alto, 51 de ancho y 36,5 cm de grueso y sobresale por todos los lados del fuste. De los pulvini, el izquierdo presenta un rebaje en forma de círculo que quizá tuvo una decoración floral, pero está tan deteriorado que no es posible confirmarlo; del derecho solo se conserva el arranque. Tanto en la cara anterior como posterior, el frontón es triangular y presenta en el centro un resalte, que pudo ser el arranque de alguna decoración, tal vez vegetal. En la parte superior del coronamiento, muy erosionada, se conserva un focus circular colmatado de tierra con un diámetro exterior de 15 cm e interior de 12 cm. El fuste presenta todas sus caras pulidas.
El campo epigráfico no está delimitado y solo conserva la primera línea y un pequeño trazo de la segunda. Las letras del texto fueron grabadas con incisiones poco profundas en capital cuadrada con una medida de 10 cm a excepción de la última I que mide 9 cm. En la primera línea las letras están muy erosionadas o parcialmente rotas, como la primera I o la O; sin embargo, la lectura es clara. En cambio, de la segunda línea solo se conservan dos pequeños trazos, que probablemente se correspondan con las partes superiores de una M. Después de la mención a la divinidad pudieron existir otras líneas de texto que hicieran referencia al dedicante, pero la mala conservación de la pieza no permite determinarlo. Si se interpretan los restos de la línea 2 como una posible M, que mantendría el mismo módulo que las letras de la línea 1, la reconstrucción más probable sería [O(ptimo)] M(aximo). Tal hipótesis se fundamenta en otros paralelos para la combinación del nombre desarrollado en la primera línea y los epítetos abreviados en la segunda encontrados en la península ibérica.
El grado de deterioro de la pieza no permite saber si la inscripción contenía más información. A pesar de que se conocen casos en Hispania que solo mencionan a la divinidad, su escaso número, menor tamaño y que casi siempre citan a la deidad bajo la forma abreviada más corta IOM, invitan a pensar que la inscripción de Daganzo pudo haber contenido al menos una tercera o, incluso, una cuarta línea de texto.>>
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Ara de Numancia. El día de Soria. 27 de enero de 2020. |
Posible origen del ara
El ara fue localizada en el campo por Felipe Castro, un agricultor que trabajaba para la familia de la persona que la entregó al museo. Los familiares de Felipe, ya fallecido, han manifestado que la piedra procedía de Daganzo de Abajo. Si no fuera por esta declaración, mi opinión personal sería que procede de las proximidades de la probable villa romana situada junto a Torote en la zona arqueológica de El Corral-El Grullo, donde han aparecido muchos más vestigios y donde la familia del donante tiene gran parte de su explotación agrícola.
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Ara votiva recuperada en Daganzo expuesta en el MAR de Alcalá de Henares. Mariano Fernández. |
Drante estos días el ara forma parte de la exposición "Tempus Romae. Madrid encuentro de caminos" que se celebra en el patio central del MAR a donde ha sido trasladada temporalmente.
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El ara de Daganzo (derecha) en la exposición Tempus Romae. MAR. |
Mariano Fernández.
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