PLANTAS AROMATICAS EN LA CULTURA RELIGIOSA POPULAR. Por Merche Fuentes y Mariano Fernández

El hinojo (Foeniculum vulgare) y el cantueso (Lavandula stoechas) son dos de las plantas que se han venido utilizando desde hace varios siglos, como plantas aromáticas repartidas por el piso, en el interior de las iglesias durante ciertas festividades. Lógicamente, estas fechas tenían que coincidir con la época de floración o plenitud de estas especies para poder aprovechar al máximo su perfume.

Existen referencias que hablan del uso del hinojo ya en el siglo XVI esparcido por el suelo en la catedral de Santiago de Compostela durante la liturgia del Corpus Christi, que empezaba a celebrarse por aquella época. Esta costumbre enseguida se hizo muy popular expandiéndose a otros pueblos de Galicia y presumiblemente a la mayor parte del resto de España.


Abejaruco sobre un tallo de hinojo. Daganzo, 23 de mayo de 2010. Mariano Fernández.

Posteriormente parece ser que el uso del hinojo abrió el paso a otras especies aromáticas y su uso en la festividad del Corpus se extendió también a las fiestas patronales.

Azorín, en su obra de 1939 Españoles en París, escribe: "No sé si estoy en Francia o en España. No puedo decir si esto que veo es la Magdalena o la iglesia de tal o cual ciudad española. Hacia España va raudo mi pensamiento.

 En una iglesita desnuda, iglesita franciscana, de paredes blancas, me veo ahora, respirando el olor que una alfombra de flores de cantueso esparce por el aire. La piedad de los fieles ha sembrado de flores moradas y olorosas el piso de la iglesia.

 Ahora la iglesia está todavía desierta; pero dentro de un momento va a comenzar la misa mayor."

En nuestra comarca hay pueblos donde no ha existido este hábito, al menos en las últimas décadas. Personas de mediana edad y buenas conocedoras de las tradiciones de su pueblo, de Camarma de Esteruelas, Paracuellos de Jarama y Valdeavero, aseguran que no conocen esta tradición. En Cobeña y Ajalvir, manifiestan que sí se utiliza el cantueso y/o el tomillo (Thymus vulgaris) para alfombrar los altares que se visitan en la calle durante la procesión del Corpus, pero no en el interior de la iglesia. Cuesta trabajo creer que en pueblos tan próximos al nuestro no haya existido esta costumbre si no es porque se ha ido perdiendo a través de los siglos.

El Cronista oficial de Algete, Miguel Alcobendas,  amablemente nos cuenta que allí sí se esparce cantueso en la iglesia durante la festividad local de la Virgen de las Flores, el último domingo de mayo; y que esta actividad está reflejada incluso en el himno que habitualmente se canta a la Virgen y que dice así:

Huele a cantueso en tu fiesta

 y en tu imagen irradia el color

 No hay en el cielo una estrella

 más brillante que tu resplandor.

También allí se esparce el cantueso durante la festividad del Corpus en los altares de la calle, al igual que en Cobeña, aunque esta actividad últimamente esta decayendo, principalmente por la normativa comunitaria actual que limita o prohíbe la recogida de plantas silvestres.

En Daganzo, actualmente no nos consta el uso de estas plantas silvestres durante la festividad del Corpus, pero al menos durante el siglo XX, se cubría el suelo de la iglesia con una capa de cantueso en la festividad de San Antonio y de hinojo en la del Cristo de la Luz.


Corro de Cantueso. Daganzo, 1 de mayo de 2015. Mariano Fernández.

Hoy en día, en la Comunidad de Madrid está prohibida la recolección de plantas silvestres sin una autorización especial de la Agencia de Medio Ambiente por lo que previsiblemente este hábito irá desapareciendo paulatinamente. 

Merche Fuentes y Mariano Fernández

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